EDITORIAL | Autor: redacción | 21-04-2017
Mirándose el ombligo
Cada cual atiende su juego
Parece ser que a cada situación vivida en nuestra ciudad se la devora la coyuntura siguiente. Cuando nos acostumbramos a los pesares polÃticos de los que nos gobiernan sobreviene una renuncia, como en este caso, la número treinta y uno del gobierno de Arroyo. Cuando todo parece encaminarse, un temporal de proporciones desproporcionadas se lleva puesta media ciudad y su Secretaria de Acción Social justo está en Brasil, veranenado. Asà las cosas, los partidos de la oposición quieren desempolvar viejos proyectos trasnochados buscando el voto nostalgia. Lo cierto es que tenemos una ciudad quebrada, en una sociedad quebrada, donde todo está sostenido con alfileres. Entonces, quitando la vista de nuestro ombligo, se nos ocurre levantar la cabeza y vemos que todos, absolutamente todos, se están mirando su propio ombligo.
Parece ser que a cada situación vivida en nuestra ciudad se la devora la coyuntura siguiente. Cuando nos acostumbramos a los pesares políticos de los que nos gobiernan sobreviene una renuncia, como en este caso, la número treinta y uno del gobierno de Arroyo. Cuando todo parece encaminarse, un temporal de proporciones desproporcionadas se lleva puesta media ciudad y su Secretaria de Acción Social justo está en Brasil, veranenado. Así las cosas, los partidos de la oposición quieren desempolvar viejos proyectos trasnochados buscando el voto nostalgia. Lo cierto es que tenemos una ciudad quebrada, en una sociedad quebrada, donde todo está sostenido con alfileres. Entonces, quitando la vista de nuestro ombligo, se nos ocurre levantar la cabeza y vemos que todos, absolutamente todos, se están mirando su propio ombligo.