Tecno | Autor: Redacción | 18-10-2015
El Foro Nacional de Cultura Digital abogó por el libre acceso a internet
En el Centro Cultural Kirchner

En la última mesa del Foro Nacional de Cultura Digital titulada Entre piratas y corsarios. Los derechos de autor en la era digital, organizada por la Dirección Nacional de Industrias Culturales, el debate se orientó hacia el vínculo entre copyright y democracia.
En la terraza de la emblemática sala La Ballena Azul, debatieron al cierre del evento Niv Sardi, colaborador de la aplicación Popcorn Time y militante del libre acceso a la cultura y sus contenidos; Víctor Yunes, secretario de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (Sadaic); y Martín Becerra, escritor, profesor universitario y especialista en medios de comunicación.
Un comunicado del Ministerio de Cultura señala que Peter Sunde, hacker y activista sueco, creador del sitio The Pirate Bay, quien estuvo un año en la cárcel por "ayudar a otros a infringir las leyes del copyright", fue uno de los expositores más esperados.
“Hoy represento a las mujeres”, arremetió descontracturado, sugiriendo una mayor participación del género en las próximos encuentros.
“Necesitamos que la gente entienda que infringir el copyright es democracia, que internet es democracia”, certificó el activista nacido en Finlandia, país que decidió hacer de internet un derecho humano.
“Internet es para todos, es nuestro recorrido para buscar lo que necesitamos. Es más que una plataforma”, enfatizó.
“El problema de cómo sobreviven del copyright las grandes empresas internacionales no me importa”, confesó el promotor de la cultura digital libre.
“De lo que deberíamos hablar es de los verdaderos conflictos: qué pasará en el futuro cuando muchos trabajos desaparezcan porque los alcances de la tecnología reemplace el trabajo humano”, desafió.
“Con internet no tenemos que esperar el permiso –aconsejó el sueco–. Si el gobierno no lo hace, tenemos que hacerlo nosotros”.
En su opinión, ni Estados Unidos ni Europa van a promover este tipo de libertad y, por ello, América del Sur, África y Asia son hoy “las regiones con mayor potencia para discutir e implementar medidas de cambios radicales”.
A lo largo del debate –que también abarcó temas como la legislación, el derecho de autor y la propiedad intelectual, y la accesibilidad y la inclusión social– la mayoría de los disertantes se posicionó a favor del libre acceso.
“Sería inhumano pedirnos que no hagamos esto”, avanzó Sardi al comienzo de su exposición, en referencia al uso de internet como una necesidad central en la comunicación. “Popcorn no innovó en la accesibilidad pero sí simplificó los procesos y por ende la facilidad de uso”, explicó y añadió que siente un “derecho ético de consumir”.
Sardi, hablando un español argentinizado, comparó su aplicación con el sistema estadounidense Netflix. “Dijeron que el problema más grande es Popcorn Time”, se enorgulleció al contarlo, pero se diferenció en el tipo de modelo económico que promueven. “Lo que difiere de cómo consumimos los contenidos es la interfaz y esa es la riqueza”, concluyó.
Yunes sostuvo que tiene “más preguntas que respuestas”. Diferenciándose de los demás disertantes, el representante de Sadaic adhirió a que “el creador tiene que cobrar por su trabajo” y que la palabra “justicia” es la clave.
Becerra, a su turno, presentó el marco regulatorio y la legislación actual sobre los derechos y aseveró: “Los marcos regulatorios son inadecuados y artificiales”. Citó como ejemplo a seguir el nuevo marco civil brasileño, sancionado en 2014, que “contraviene una lógica que enfatiza la restricción de derechos antes de pensar en la garantía de los civiles”.
“El derecho de autor –que no es absoluto sino relativo– no lo ejerce el propio autor, sino organismos o empresas. Esto es un ruido interesante para investigar porque hay diferentes agentes que intervienen”, reflexionó el especialista universitario, quien aclaró que “no es lo mismo la relación directa, sin intermediarios”.
Según advirtió Becerra, el conflicto se manifiesta en los usos sociales, en el tipo de modelo de las diferentes industrias culturales, en las políticas de construcción de tecnologías digitales y sus disposiciones.
“Es hora que empecemos a preocuparnos por una nueva legislación”, finalizó.
Esta nueva edición del Foro de Cultura Digital, realizada esta semana, desde la terraza de La Ballena Azul del CCK, tiene el objetivo de profundizar los debates llevados a cabo hasta el momento en todo el país sobre los problemas y los desafíos que enfrentan las industrias culturales argentinas en la era digital.
Con este fin, se convocó a especialistas nacionales e internacionales para recolectar experiencias y opiniones que enriquezcan el intercambio y constituyan un antecedente de peso para la elaboración de una agenda digital local que contemple tanto los derecho e intereses de los usuarios de internet como los de los productores culturales.
Assange: “Los hackers ayudan a restablecer el equilibrio en el mundo”
El periodista y activista australiano Julian Assange, fundador del sitio web WikiLeaks, brindó la jornada anterior una videoconferencia desde la embajada ecuatoriana de Londres como parte del Foro Nacional de Cultura Digital.
“No hay soberanía sin cybersoberanía. Hay que desarrollar una capacidad local sin depender de los Estados Unidos”, arengó Assange ante un auditorio repleto. “Si no hay una inversión correcta y un subsidio para la cultura, no funciona y se contamina de la gran influencia de Hollywood, y la Argentina tiene una buena producción cinematográfica local”, agregó el cyberactivista, quien conversó vía streaming con Esteban Magnani, columnista de tecnología de la TV Pública.
“El país tiene que preguntarse cuál es el rol que quiere para la tecnología. Tiene que haber una descripción ideológica sobre el futuro de la economía y de la tecnología”, sugirió y sostuvo que, si esto no sucede, la soberanía no va a fortalecerse.
“Debemos preguntarnos quién va a tomar el liderazgo de la cybersoberanía. Lo natural sería que la Argentina tome ese rol, por la capacidad de sus habitantes, la calidad de sus universidades y por ser un país de habla hispana. El país debe buscar ese liderazgo antes de que sea demasiado tarde”, advirtió el símbolo de la resistencia hacker al poder.
Consultado sobre la relación entre propiedad intelectual y cultura en la era digital, Assange fue taxativo: “No hay soberanía ni cultura sin una cybercultura, así como tampoco hay una economía sin una cybereconomía. Uno está conectado en una especie de malla, esa es la estructura de la información hoy. Es un gran juego nuevo que está afectando a la cultura mundial y a la soberanía, y hay que mantenerse en ese juego para estar conectado”.
El especialista australiano precisó, además, que el 98 % de las telecomunicaciones latinoamericanas pasan a través de Estados Unidos. “Pueden llegar a ser bloqueadas, interceptadas, alteradas. La Argentina tiene que construir soberanía para independizarse de Estados Unidos”, exhortó.
Assange consideró, además, que “puede ser algo bueno” que el país integre la “lista negra” de naciones que violan los derechos de propiedad intelectual. “Quizás podría hacer que la Argentina se fortalezca y pueda tener más independencia, generando sus propias producciones”, sostuvo.
Al pensar si es posible una internet gratuita que ayude a las personas o si la red de redes está destinada a ser un dispositivo de control, el creador de WikiLeaks aseveró: “Internet es la amenaza a la civilización humana. Ha conectado a todos los poderes del mundo y sigue avanzando. Todas las sociedades saben la intimidad de cada individuo. Entonces, no hay poder de negociación. Internet es un lugar platónico, donde las ideas y la información se juntan”.
“Las agencias de inteligencia están diseñadas para romper las leyes –agregó el activista, quien a los 26 años inventó un sistema para denunciar delitos contra los derechos humanos–. Los documentos secretos han aumentado y los informantes y hackers son quienes pueden combatir ese fenómeno. Lo que permite a determinada organización recolectar determinada cantidad de información permite a otra tomarla y llevarla al exterior. Esa riqueza de información debe estar en balance con la información de las organizaciones secretas. Lo que hacen estos hacker e informantes –como WikiLeaks– es intentar restablecer el equilibro en el mundo”.
Respecto de la gigante planetaria Google, Assange opinó: “Es una empresa innovadora, ha comprado Android, y sus innovaciones se han dado con una intención informativa, pero siempre hay problemas cuando se generan monopolios”.
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