Policiales | Autor: Redacción | 23-05-2013
Condena a prisión perpetua
Leiva fue considerarlo "coautor funcional" del homicidio

Perpetua al condenado por el crimen del decorador de Susana Giménez
El Tribunal de Casación bonaerense condenó a prisión perpetua a un hombre que en 2011 había sido sentenciado en un juicio oral a 10 años de cárcel por el crimen de Gustavo Lanzavecchia, el decorador de Susana Giménez asesinado en su casa de la localidad de Lomas del Mirador.
Fuentes judiciales informaron que el fallo de la Sala III de dicho tribunal aumentó la pena de Freddy Chena Paredes (22), por considerarlo "coautor funcional" del homicidio junto al otro condenado, Roberto Leiva (31), a quien le confirmaron la perpetua.
El fiscal ante Casación, Jorge Roldán, dijo esta tarde a la prensa que los camaristas Ricardo Borinsky, Daniel Carral y Víctor Violini aplicaron la figura de la "coautoría funcional" que implica que cada uno de los imputados "realizó un aporte que contribuyó al homicidio criminis causa".
"No solamente queda en curso en esta conducta el autor material sino todos aquellos que realizaron un aporte esencial para la concreción del crimen", explicó Roldán al canal C5N.
Consultado sobre la cantidad de coautores, el fiscal dijo que "en principio son tres", los dos condenados y Juan Oscar Ibáñez Navarro, alias "El lagarto" (23), y recordó que este último será juzgado a partir del 3 de junio próximo.
¿Cómo fue la crónica?
El crimen del decorador fue cometido el 27 de febrero de 2009, en su casa, situada en Charcas 3722, de la localidad de Lomas del Mirador, partido de La Matanza, donde la policía llegó tras ser alertada sobre la presencia de personas heridas en el lugar.
Al arribar, los policías encontraron el portón corredizo eléctrico cerrado desde el interior y escucharon una voz entrecortada de un hombre que les decía que estaba malherido ya que acababa de ser atacado por tres delincuentes.
Esta víctima resultó ser el teniente primero Alejandro Álvarez Auer (35), por entonces piloto de helicópteros de la Base Aérea La Matanza y quien era conocido de Lanzavecchia y había llegado de visita justo cuando le estaban robando.
Ante esa situación, los efectivos fueron a la vivienda lindera, saltaron la medianera y lograron socorrer a su compañero, quien había efectuado el llamado, pero se hallaba descompensado.
Al comenzar a recorrer la casa, los policías descubrieron que en el fondo de una piscina se encontraba Lanzavecchia, a quien sacaron del agua, le dieron respiración boca a boca y le efectuaron tareas de reanimación.
La víctima fue trasladada al Hospital Santojanni de la Capital Federal donde arribó con muerte cerebral y falleció poco después, mientras que el policía fue atendido por dos heridas producidas con arma blanca, una en el tórax y otra en un glúteo.
Al conocer lo sucedido, Susana Giménez se presentó en la casa de Lanzavecchia y ante la prensa reclamó la pena de muerte para los autores del hecho: "El que mata tiene que morir", exclamó.
Según la autopsia, el diseñador murió asfixiado por "sumersión", estaba atado de pies y manos, y había sido arrastrado.
Los ladrones robaron dinero, electrodomésticos y el auto de Lanzavecchia, pero igual se ensañaron con el decorador y al haberlo tirado atado a la pileta, provocaron su muerte.
Poco después de descubierto el crimen, el Volkswagen Bora negro del decorador apareció quemado en la localidad de Pontevedra, mientras que testigos aportaron pistas sobre los asesinos.
En base a estos datos, primero fueron detenidos Leiva y Chena Paredes, y al allanar sus respectivos domicilios se encontraron todos los objetos robados de la casa de Lanzavecchia.
Tras ser detenido, Leiva confesó ante la fiscal de la causa, Analía Córdoba, su participación en el hecho, dijo que conocía al decorador y que fueron a su casa a robarle.
En abril de 2011, el TOC 5 de La Matanza condenó a Leiva por el delito de "robo agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con homicidio calificado criminis causa" y a Chena Paredes sólo por robo, lo que originó fuertes críticas de la familia de la víctima que luego apeló el fallo.
A fines de septiembre de 2012, Ibáñez Navarro, por quien el Ministerio de Seguridad bonaerense había ofrecido una recompensa de entre 20.000 y 70.000 pesos, fue detenido en la localidad cordobesa de Arroyito mientras presenciaba un partido de fútbol barrial.
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