EDITORIAL | Autor: Andrés Maslyk | 12-08-2020
No te olvides del ayer
Cancha embarrada
Algún sueño, una quimera, puede que oigas sonar el tambor del recuerdo. La diatriba del camino que bifurca y el placer de lo que elegimos con desdén, aún cuando tenÃamos hambre con la panza llena. El hoy, por recordar algo, es un presente lÃquido, que se amolda a cualquier recipiente, desde una AUH a un IFE, pasando por el sueldo de un concejal, o la caja diaria del mantero que se corre con la bolsa de chucherÃas, de aquà para allá. Se llama desempleo, estanflación, pérdida del poder adquisitivo. Se llama amargo presente, presos de decisiones ajenas, infectados y sin esperanza. No te olvides del ayer, hoy puede que sea el faro para saber a dónde ir mañana.
Eso que se llama nueva normalidad, una suerte de anormalidad amalgamada por barbijos, mascarillas, alcohol en gel y disparates pretende marcarnos el sino de los tiempos que vendrán. Mientras en Rusia aseguran tener la vacuna, cual "purga de San Benito" para una sociedad pecadora que se contagió a sí mismo. Un dato: hace días que los infectólogos se corrieron del centro de escena. La batalla, en Argentina, parece venir ganándola Marley, con su careta de plástico que envuelve esa cara de nada que, por TV, nos dice todo. Todo es igual; un destino tan coincidente, porque hagamos lo que hagamos, al final del día contamos la misma cantidad de contagiados, muertos y curados. El número sube, los indicadores negativos no merman aún y los daños colaterales serán irreparables. En Rusia con vacuna, en Uruguay sin nada, la cura tan lejos y tan cerca. ¿En qué fallamos?
No te olvides del ayer. No te olvides que las plazas de nuestro país tenían calesitas, a las que llevábamos a nuestros hijos y nietos, los domingos íbamos a la cancha (a veces los sábados) y cada tanto hacíamos pogo en un recital. Puede que hayamos perdido los pelos, pero un poco de amor francés, no muerde.