EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 29-06-2020
Y soñaba que soñaba
Noche de vino tinto
Con más de 1200 muertes registradas en Argentina desde que se inició esta pandemia del COVID-19 y contabilizando cifras muy inferiores a los paÃses vecinos como Chile y Brasil, que tomaron otro tipo de decisiones, nos queda poco para comentar del hecho en sÃ, vale decir, se agotan las frases. El problema estriba en el dÃa después, ese que nunca llega, parece que nunca va a llegar y está produciendo un fenómeno de acostumbramiento peligroso para aquellas personas que nada tienen y nada pretenden, para aquellas que quieren trabajar y no las dejan, los que iban a estudiar y ahora lo hacen de forma intermitente y por video llamada, los que hacÃan actividad fÃsica o practicaban un deporte y ahora dejaron de hacerlo. Esta nueva normalidad nos acorrala, nos interpela, nos dice la burbuja del presente es muy distinta a la del pasado. Ambas, irreales, nos ponen de cara a un futuro más incierto aún.
El mañana se aproxima de forma taciturna. Los que vamos a la contienda nos aprestamos con las herramientas que tenemos. Tapabocas, alcohol en gel (que nos olvidamos de usar metódicamente) y distanciamiento social.
Dice Alejandro Bianchi(*) en Canal Ar algunas afirmaciones que deseo compartir:
"La experiencia que estamos viviendo es única e inédita. En los últimos 80 u 90 años, hemos padecido otras epidemias, pero ninguna ha tenido las características y consecuencias globales que las de COVID-19. Aunque se está trabajando en muchos frentes médicos y científicos, lo más relevante es que todavía no hay certezas reales de cómo combatir el virus. Más allá de que en algún momento se encontrará una vacuna, lo que parecería difícil identificar es un tratamiento eficaz que acelere el tiempo de cura y/o reduzca la morbilidad. Hasta tanto se dé alguna de estas dos soluciones o las dos, tendremos que acostumbrarnos a vivir una “nueva normalidad” que no solo abarca los aspectos económicos y del mercado laboral sino que también los hábitos sociales a todo nivel, actividades de la vida cotidiana como ir a un restaurante o tomar un café con un amigo que nos encontramos en la calle, pasarán a ser, en algún sentido, costumbres de riesgo afectando lo más preciado que tenemos como especie que es el relacionamiento entre nosotros mismos a todo nivel."
Cierto es, existe una nueva normalidad que "por narices" se nos ha impuesto. Real, como aquello que cambió en torno a la seguridad aeroportuaria despues del 11 S, nos hemos acostumbrado a que todo no será como antes. La nueva era, la desconocida, es la que nos espera. Y como desconocida, le tememos, aunque nunca se sabe, en una de esas, terminemos diciendo "gracias, COVID-19". Cada vez falta menos para saber si esto es un desastre mundial, o un nuevo orden, superior y más humano. La temporada final de la miniserie se está rodando. Y mientras tanto, copa de vino tinto en mano, nos quedamos en casa y vemos capítulo a capítulo.
(*)Prepararse para el día después de la pandemia, Alejandro Bianchi (https://www.canal-ar.com.ar/28661-Prepararse-para-el-dia-despues-de-la-pandemia.html)