EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 05-10-2019
Falsete
El dÃa que me quieras
¿Cómo se arma un tema? Sencillo, comenzando desde el principio. El hombre lanza un grito, digamos un falsete, y la tribuna cree entender lo que dice, pero es mentira, o al menos no es todo lo verdadero que aparenta ser. El tipo se sienta en el escritorio de su oficina y saca cuentas; la vida es una cuenta que no termina de cerrar, a veintitrés dÃas de las elecciones que lo van a decidir todo en cuanto a la esfera del poder se refiere. Desde ambos lados de la pared que divide a los dos candidatos se oyen falsetes melancólicos; unos porque no pueden y los otros porque no saben. Ponga usted a quien quiera en el lado que quiera.
Un falsete es una voz más aguda que la natural, que se produce voluntaria o involuntariamente al hablar y sobre todo al cantar. Ahora no sabemos cuando nuestros candidatos hablan o cantan, pero sueltan falsetes porque el cansancio y los nervios hacen de las suyas. Falsete no tiene que ver con falso, en apariencia, y sí. Es falso pensar que no tiene la misma raíz etimológica. Lo cierto es que nuestros políticos, en particular los dos principales candidatos, son falsos y sueltan falsetes.
La voz de estos señores no es sincera. El origen de la palabra proviene de la época del renacimiento, concretamente en España. Los escultores españoles cuando cometian algún error mientras tallaban estatuas de mármol caras, disimulaban los defectos con cera y a las esculturas que eran tan perfectas que no necesitaban de esos badoques se las llamaba sin cera. Pasó mucho tiempo hasta que conocimos la sinceridad como atributo. Pasó un poco más aún para enterarnos que la sinceridad no es un elemento fácil de encontrar. Así en la tierra como en el cielo: el firmamento es falso, vale decir, su imágen no es sincera. Alberto y Mauricio nos quieren hacer creer que el horizonte será mejor con ellos: cada uno con su argumento, excluyendo al otro. La realidad es que el cielo gris, con nubarrones en el fondo, es una imágen más posible en cualquiera de los escenarios del 27 de octubre. Y de uno y otro lado del muro se siguen escuchando falsetes.
En el debate presidencial se van a escuchar falsetes. En el momento de la asunción del futuro presidente (oid mortales el falsete sagardo) se van a sentir voces agudas. Las graves se están extinguiendo. Lo grave es que el dicurso ya no se modula, de paso, tampoco se modera. El habla de la ideología quedará para otro momento.
Una chica escribe y escribe, cronista, periodista, apasionada, una nota con ideología de izquierda en la que explica que Alberto es el camino. Un señor entrado en años, periodista también, un tanto derechoso, explica que Alberto es el camino. La chica y el señor jamás se sentarían a tomar un café pero ambos piensan que Alberto va a solucionar el entuerto. En la tele, Mauricio dice "te escuché y voy a cambiar lo que haya que cambiar... lo que viene va a ser mejor". Otro cronista ensaya un escrito sobre el posible milagro del más cuatro menos cuatro y una victoria épica de Juntos por el Cambio en un futuro balotaje. Un señor pasa por la avenida, en la fría noche de octubre, juntando cartón en un carro tirado por tracción humana: la de él mismo, y no sabe si va a votar porque no encuentra su documento. El hombre lanza un falsete, creo que es un tango, y dice algo parecido a "percanta que me amuraste, en lo mejor de mi vida.,,"