EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 01-06-2019
Un sábado más
Junio y lo que no puede esperar
Con dólar quieto, relativamente, con acciones que ganaron hasta un 30 % en el mes mayo y el regreso de las emergentes, se nos despide el mes en que Cristina decidió volver, transformada en Alberto. El cambio de género dio tela para cortar, vaya paradoja, en las filas propias, que no se saben bien cuáles son, y en las filas ajenas. Algunos personajes secundarios están tan confundidos que dudan entre invertir en acciones del "jodido sistema actual" o aislarse en el "convento de los bolsos de López" hasta que pase el temporal. El problema de la vida es que hay veces en que las decisiones no tienen vuelta atrás. En todo caso, Montesquiú y Ortega y Gasset, con distintos matices, decÃan lo mismo: el hombre es el hombre y las circunstancias.
Buenos Aires tiene un café que se llama Biblos que no tiene otra particularidad que verse como los de antes. Y vaya que eso no es poco. Emplazado en la esquina de Santa Fé y Libertad, al 1200 exactamente, tiene todo aquello de lo moderno de las cadenas mezclado con el toque de lo que transformaba a esas esquinas en auténticos lugares de reflexión. Esta es la Argentina 2019, una rara mezcla del pasado y el presente, en baches de riesgoso país, que no quiere crecer, y como el perro del hortelano, no quiere que lo hagamos tampoco nosotros, en lo individual.
Un país que excluye a la mayoría para poder ordenar las cuentas es un país sin futuro, pero uno que incluye de manera populista, demagoga y sin criterio es un colectivo camino al suicidio. Lo que viene, en un sábado en el que el café de Biblos sabe más rico que en Roma o París, es un mes de expectativas. Y vaya si eso no es todo un reto. Si cada uno de nosotros lograra olvidar por un momento el presente de angustia y pensara con la razón, proyectando el futuro que queremos para nuestros hijos, sin duda que elegiría lo correcto ¿Qué es elegir lo correcto?¿Cuál es la postura o los candidatos que mejor podrían representarlo?
Así, enmarañado en los principios inalienables del ser líquido, mientras se bebe el último sorbo de un jarro de vidrio muy coqueto, el pensamiento azarozo del acto supremo de elegir produce cierto placer (orgásmico, por seguir la moda tonta de los términos inadecuados). Entonces descartar ya no es importante, porque el acto de sufragar, consciente de hacerlo en pleno uso de los cabales democráticos, nos recuerda una vez más de dónde venimos, sobre todo a los mayores de cincuenta. Hubo una época en que no podíamos hacerlo y que algún que otro uniformado nos daba órdenes porque sí. Y eso sí que no estaba bueno.
Pagar lo que se consume y seguir, para adelante, parece ser la única opción posible de este sábado. Desde Biblos a la Universidad y desde cada punto del GPS al Aleph, que según parece estaba cerca de Retiro. Argentina renace, un sábado más.