EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 15-05-2019
Ollas, sarténes y cortes
El dÃa de la marmota
Las organizaciones sociales realizan ollas populares interrumpiendo el tráfico en distintas zonas de la ciudad. El tráfico no se interrumpe, solo que se congestiona en las arterias aledañas más pequeñas, perjudicando a los trabajadores que circulan, que aún no están en el piquete protestando. Falta poco para que la rueda se detenga del todo, entonces, ya no habrá dinero para pagar las asignaciones de los que protestan y hacen cortes y ya no serán necesarias las asambleas. El caos reinante hará una asamblea permanente a cada ciudad del paÃs. Entonces la obra estará completa.
Ayer no te querían, hoy no te quieren. La democracia tiene estas cosas ad referendum de lo que no existe. Cristina quiere volver, se le ve en los ojos, pero Estados Unidos duda en apoyarla. Para Donald Trump, inescrupuloso si los hay, lo mismo le da quién gobierne esta alejada nación. Lo llamará amigo(a) o amigue al presidente de turno, siempre y cuando cumpla con girar los fondos de la deuda, le permita sacar las excesivas utilidades a las empresas extranjeras fuera del país y se tome una foto más o menos cerca en la próxima escalera de una cumbre presidencial.
Mientras tanto, los chef populares organizan guisos y queman leña en el macadán de las calles, que se deteriora y genera nuevos baches, a los incontables agujeros de la ciudad. Ya no hay dinero para repararlos pero las asambles populares han decidido romper la señaléctica de la ciudad, arruinar sus plazas con heces y pisotones, apoderarse de los espacios públicos y quemar neumáticos, práctica cancerígena, deteriorando todo lo que se pueda, incluso la propia salud de los luchadores clasistas.
Un nuevo día comenzará mañana, con algo parecido. Un señor con voz de tubo anunciará por TN, alrededor de las 07.30 de la mañana, el o los cortes programados. En Mar del Plata no estamos tan organizados. Los cortes rompen solamente las mismas calles siempre. Aquí los protocolos olvidaron la integridad y la protesta popular se llevó todo puesto.
Aquí y allá se escribe la historia de las ollas, sartenes y cortes. El mundo parece ser más chico cuando los problemas son cumunes a todos. Otro día nos veremos, tal vez comiendo de la misma olla, si hay algo adentro.