EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 02-05-2019
El habla de la ideología
Así somos
Qué decimos cuando hablamos. Ya sabemos que las palabras encarcelan, limitan el pensamiento, pero también lo ordenan. Ese límite, el mismo que nos da seguridad, nos condiciona fuertemente, fluctuando entre la libertad y la seguridad. Este razonamiento lo podemos aplicar a la política vernácula, limitada intelectualmente como pocas, con seres que no se animan a crecer, o no saben. Cuando se acercan las fechas de las elecciones asistimos a patéticos cuadros, ahora amplificados en Facebook, Twitter e Instagram. Dios se olvidó de los marplatenses, o si nos recuerda, digamos que no le movemos el amperímetro demasiado. Tal vez la crisis de Sri Lanka o el aumento de la hambruna en África sean más importantes para Él. Lo cierto es que el estado de miseria interior que vivimos parece terminal. Y los cuatro candidatos que miden siguen jugando al gallo ciego.
Hablar; sentarse en una mesa con intenciones genuinas de aportar y terminar con los flagelos marplatenses: desocupación, hambre (real, en la periferia), salud precaria, seguridad, educación, infraestructura, economía del conocimiento... ¿Le suenan los temas, estimado Opinauta? Son las eternas palabras que encarcelan el mensaje. El habla de una ideología que en Mar del Plata se ha quedado muda. Ya no limitan al conocimiento, sino que simplemente, lo cercenan.
Se analizamos el escenario histórico-politico de la Argentina a partir del primer golpe militar, encabezado por el general Uriburu en el aiio de 1930, y cuyas consecuencias hoy pueden juzgarse más claramente, sumando el advenimiento del peronismo, su crecimiento medular e implicancia en la historia politica argentina, a pesar de los esfuerzos de la derecha por borrar este movimiento del mapa politico argentino, veremos, como dice Andrés Avellaneda, el autor de un libro cuyo nombre inspiró nuestra editorial de la fecha, que existen una serie de obras que se escriben a partir de del surgimiento de esta poderosa fuerza popularista y la oposición. Así, la historia de la grieta estaría próxima a cumplir unos 90 años, aunque no se la conocía con este nombre.
La tesis que Avellaneda propone dice que «la replica literaria (una muestra avanzada, y muchas veces exclusiva, de determinadas respuestas culturales) parece depender de un previo equipamiento tanto ideológico como expresivo. Son los fenómenos históricos de alto voltaje, como el peronismo en la Argentina, los que ponen en movimiento existencias conceptuales y retóricas almacenadas de antemano.
Si tratamos de introducir este concepto a la política local nos econtramos virtualmente vacíos. Aquí no existe la grieta. Simplemente, el vacío de ideas hizo el resto, hay personajes que pugnan por "agarrar la manija" de una ciudad enclenque, carente de reacciones y voluntades.
El habla sin ideología se ha quedado muda. La lengua, sin nada que comunicar, genera un vacío conceptual. Nuestros políticos actuales, que suben absurdos conceptuales en formato gráfico a las redes sociales, que pautan publinotas en los medios y que se muestran al lado de celebrities, nos están dando un claro mensaje: la NADA, esa que alguna vez se definiera como un cuchillo sin mango y sin hoja.
Hablar, por el amor de Dios, y que cada uno lo enfoque como sea que lo concibe, nos puede sacar de este vacío. Pero hablar implica poner en juego la idología.