EDITORIAL | Autor: Redacción | 15-04-2019
La chica del adiós
Se va el romance
Cambiemos a Cambiemos, parece ser el eslogan no escrito, por estos dÃas. Macri y su quinta PASO con derrota consecutiva, en este intento de cambiar las voluntades populares desdoblando elecciones, nos muestra que en el laboratorio Durán Barba no está todo bajo control, aunque estas derrotas sà estaban verdaderamente analizadas. La patria es como una chica a la que Macri y los suyos traicionaron. La patria, no las consultoras ni las encuestadoras, le comienzan a decir adiós a un presidente que no cumplió ninguna de sus promesas de campaña y aspira a otro mandato de cuatro años. Luz, cámara, acción... se acerca la fecha crÃtica a nuestra provincia y, por qué no, a la ciudad también.
La chica del adiós es una comedia romántica estadounidense de 1977 dirigida por Herbert Ross. El film está protagonizado por Richard Dreyfuss, Marsha Mason, Quinn Cummings y Paul Benedict. Aunque el guion original estaba escrito por Neil Simon y habla de un actor egoísta que alquila un apartamento de Manhattan a un amigo y la actual inquilina es la antigua novia de su amigo y su hija preadolescente, el guión versión 2019 podría ser el de una señora inmadura, que mete a un tipo en su casa después de una relación tortuosa de cuatro años. La señora abre la puerta y finge amor con el nuevo porque el odio que tiene por su propia vida y su pasado reciente es tan amplio que es inmanejable. Claro que el celuloide y la realidad rara vez se mezclan.
Lo cierto es que, a la espera del fin inevitable, el ex se aferra al pensamiento mágico e intenta que la chica vuelva sobre sus pasos, eche a su pareja y vuelva a confiar. Pero la chica dijo adiós y el adiós es distinto al hasta luego. Ella, aún equivocada con el nuevo ocupante de su lecho, no va a volver atrás. Él, empresario y exitoso, debería saber a esta altura de la vida, que las cosas nunca tienen segundas vueltas, en todo caso, son otras vueltas, pero la gloria, lejana, ha fraguado la voluntad y la levedad del ser hizo el resto.
Así, con el corazón roto y sin rumbo, la chica del adiós gira sobre sus pasos y se aleja. El presidente se queda solo, las luces se atenuan y una música triste cae de fondo. Es el fin.