EDITORIAL | Autor: redacción | 01-01-2019
El primer dÃa promete todo
365 oportunidades
Alinear la mente con las palabras y los hechos suele ser algo casi imposible de cumplir, para las personas en general, y para los argentinos en particular. El primer dÃa del año acarrea un juramento casi implÃcito de mejorar aquello en lo que no hemos sido buenos y potenciar los logros del año anterior, si es que los tuvimos. Nuestra tierra arranca, a la sazón, encerrada en la retórica y la diatriba de querer ser algo que no somos, en una eterna parodia del que va hacia su destino pero gira para pasar cÃclicamente por el mismo punto, una y otra vez. En romper el cerco, puede que sea esa la misión de este 2019, está la única alternativa.
Volver a ser, crecer, basar nuestras relaciones en el respeto, incluso por encima del amor. Tratar por igual a todos los seres humanos, aún cuando no piensen, no sean, no vean y no crean como nosotros. Estar a la altura de la vida y merecerla. Honrar a nuestros padres y a nuestros mayores, no mentir, no robar, no matar.
Volver a empezar es un valor que nos fue dado, junto con otros, y que pocas veces dimensionamos en su absoluta totalidad. Pedir perdón y ser perdonados, desde adentro, de corazón, y no desear aquello que no debemos, simplemente por la paz de nuestra consciencia. Así las cosas, tomar una avenida que desemboque en la playa, caminar, mojarse los pies en el mar, tomar café, cerveza o simplemente agua, pueden ser placeres de incalculable valor y hay de ellos en abundancia, para todos nosotros. El que tenga una buena companía al lado que goce de la misma y el que no, que disfrute de su soledad, plena, en este constante devenir de los tiempos.
Y a poner manos a la obra, si bien el primer día del año no es laborable, habrá que prepararse para mañana que sí lo será. Y colorín colorado... el 2019 ha llegado.