EDITORIAL | Autor: redacción | 20-12-2017
Sálvese quien se derechice
Capitalismo salvaje para todos
Los algoritmos y las reglas del mercado, combinadas con regulaciones gubernamentales más laxas y menor injerencia de los sindicatos, reducirán los costos haciendo mucho más eficiente la tarea en todos aquellos sectores en los que existe un negocio de intermediación. Hoy es el turno de los taxis, mañana serán los bancos, e incluso el comercio, que es el nexo entre el productor y el consumidor. El estado mira para el costado y asà como en los 90 lo llamaba competitividad, hoy lo llama eficiencia: distintas caras de una moneda que al botarla al aire nos deja siempre en bancarrota. Este gobierno puede demorar un poco el cambio, entorpecerlo, pero corre el riesgo de que la gente se canse y encuentre otra tecnologÃa más eficiente y menos costosa, para coordinar sus preferencias y producir bienes públicos.
En nuestro país el ejemplo testigo del salvajismo del mercado es Uber. En el caso particular, a diferencia del ejemplo del agua en una catástrofe, el algoritmo tarifario tiene otra ventaja. Cuando hay poca oferta de taxis, o cuando la demanda se multiplica, la suba de la tarifa opera como un incentivo para que conductores que no estaban dispuestos a trabajar esa noche saquen su auto y ayuden de ese modo a que muchas más personas lleguen a destino sanas y salvas. La noche del 24 de diciembre sería el ejemplo claro de oferta y demanda regulada por las APPs.
Por supuesto, se puede buscar un resultado parecido a fuerza de garrote, con una regulación que obligue a los taxis a trabajar después del brindis de navidad o cuando acaba de largarse un aguacero, pero esa tecnología resultaría muy difícil (y cara) de controlar, salvo que cada taxi tenga un GPS y pudiera multarse al que no registra movimiento. Nuestro país, ante tanta irracionalidad, siempre supo dar respuestas creativas para garcar al consumidor (véase ley del cheque, pay per view, etc.),
Así las cosas, y cerca de brindar por estas fiestas, podemos desearles un buen 2019, porque el 2018, así como se plantea con o sin UBER, está perdido.