EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 27-07-2017
El sol siempre está
Aunque vivamos en Mar del Plata
Los que vivimos en Mar del Plata, sabemos que más de un tercio de los dÃas del año no vemos el sol. Sin embargo, pretendemos vender nuestra plaza como un lugar de sol y playa. El agua es frÃa y los balnearios son caros y, en general, de baja calidad. La polÃtica local es, de alguna manera, como la oferta turÃstica: vieja, caduca, desactualizada y llena de vicios. Recorrer el paÃs, mirar y comparar qué hacen en otras ciudades, nos da la verdadera pauta de lo "mediocre" (Russak tenÃa razón) que se ve nuestra triste realidad presente.
Los que vivimos en Mar del Plata, sabemos que más de un tercio de los días del año no vemos el sol. Sin embargo, pretendemos vender nuestra plaza como un lugar de sol y playa. El agua es fría y los balnearios son caros y, en general, de baja calidad. La política local es, de alguna manera, como la oferta turística: vieja, caduca, desactualizada y llena de vicios. Recorrer el país, mirar y comparar qué hacen en otras ciudades, nos da la verdadera pauta de lo "mediocre" (Russak tenía razón) que se ve nuestra triste realidad presente.
Sin embargo, aunque no veamos el sol el cuarenta porciento de los días, Mar del Plata tiene sol. Tiene algo, encanto, vista, paisaje, gente buena. Algo tiene, que termina enamorándote. La ciudad pide a gritos un cambio de paradigmas. Menos pobres y más laburantes. Desarrollo. Hiermercados, túneles, carreteras, viveros inteligentes, un parque tecnológico. La ciudad requiere de hospitales de calidad, edificios escolares nuevos y remozados; policías menos coimeros y más profesionales. Funcionarios municipales eficientes. Detrás de cada uno de nosotros, tal vez, se esconda un tipo bueno deseoso de cambiar, para mejor, esta realidad. Y dejemos a los demás, a los mediocres, la parte de la pelea mezquina.