Pasa en Madrid

Pasa en otoño, pasa en primavera

En La Mallorquina todo es tentador pero vamos a recomendar las napolitanas de crema pastelera o chocolate o las caracolas con café con leche. Eso sí, te avisamos que en Madrid, las facturas, o sea, los bollos, se sirven con chuchillo y tenedor. Pero no te asustes por el tamaño, se pueden comer con la mano, y son tan livianas que ni pienses en compartir, a menos que se trate de un canje para probar dos opciones y no pasarse del permitido.
El local de La Mallorquina es un clásico y tiene un salón confitería en la planta alta. Los dulces no son las únicas opciones, hay variedad de opciones saladas. Sus atractivos posan en los mostradores en los que se exhiben, uno para la bollería y pastelería y otro para los chocolates, bombones y caramelos, entre ellos, las famosas violetas de Madrid.
Para el mediodía una de las opciones para tomar un merecido descanso y seguir conociendo la historia viva, es el Mercado de San Miguel. Reabierto tras una remodelación que lo salvó del abandono, su fisonomía se recuperó y la puesta en valor dio sus frutos. Allí encontramos de todo, hasta nos podemos dejar sorprender por uno de los puestos más curiosos que ofrece ostras y caviar, el famoso Sorlut. También hay cocedero de mariscos, tienda de bacalao, pastelería e incluso una floristería y una librería. Un lugar para disfrutar un alto en pleno día, allí encontraremos varios bares, mesas y bancos en el centro del mercado.
La tarde nos espera entre las calles de Madrid, la Plaza Mayor, la Plaza de Oriente y el Palacio Real, callecitas y callecitas que nos llevan a varias opciones. Nuestro objetivo, elegir dónde tomaremos el clásico chocolate con churros. La mejor época, los días de invierno, en los que las calorías mitigan el frío a cada paso. Pero, siempre hay una tarde ideal de primavera y cualquiera de otoño para pasar por los locales famosos.
Entre ellos, la Chocolatería San Ginés, con más de 100 años, la casa es un destino turístico por excelencia. Una ración de chocolate con churros cuesta 3.50 euros. Esta chocolatería se ha ganado la fama y el renombre en Madrid y los alrededores, pasá y probá para poder dar fe.
En 1902 abrió sus puertas Maestro churrero, una casa enclavada en la Plaza Jacinto Benavente. Aquí tenés para elegir, churros o porras. Y no te olvides que el chocolate es tan espeso que cuando mojás el churro en la taza parece bañado en chocolate. ¡No te lo podés perder!