EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 24-04-2017
El nieto del "Cheto Pol"
Este pibe que mezcla el inglés con su verborragia cheta y cargada de adjetivos raros ha causado furor en las redes sociales. Viralizar el comportamiento estúpido de la clase dominante, dirÃamos "tilinga"de nuestro paÃs, ha sido tal vez su mayor contribución al entramado bizarro de la sociedad. Claro que Mar del Plata queda lejos de Buenos Aires, cada vez más, hasta para esto. El chico pudo llegar con mallas cortitas y estampadas para vender en Manhattan pero no pudo mandar ni una sola para nuestra ciudad. En otras palabras, que nuestros jóvenes talentosos siguen durmiendo, o emborrachándose en previas hogareñas con muy poco pronóstico de progreso, a menos que decidan emigrar de esta ciudad de rotos corazones, donde los viejos, hace mucho tiempo, imponen presencia y tapan los agujeros para que suba el recambio.
"Se empezaron a imponer en Buenos Aires las pool parties, que en los Estados Unidos son una tradición, y muchos llegaban con shortcitos de rugby. Vi que no había trajes de baño que mantuvieran ese mismo modelo (relativamente corto y ajustado al cuerpo), pero con géneros y estampados divertidos sin ser bizarros, en gran calidad y no tan caros. Estaba trabajando en finanzas, pero lo dejé para embarcarme de lleno en esto que me pareció prometedor", dice Uki Deane en un reportaje concedido a "La Nación", hace pocos días. Este muchacho, que gratuitamente se puso en boca de todos nosotros, sin poner un peso de publicidad, e incluso hasta recibiendo, nos da una lección de cómo debe ser el presente y será el futuro inmediato del mercado: la marca, la mística y la gente.
Si miramos nuestro propio ombligo, Mar del Plata se ha quedado sin gente; por lo menos de la que nos interesa para trazar un volumen de negocio aceptable para ese casi 40 % del PBI que depende del turismo. Si perdió la gente es porque antes perdió la mística, tal vez por falta de identidad de la marca. Los especialistas de marketing lo pueden explicar técnicamente mejor, pero los ciudadanos de nuestra ciudad, en lenguaje sencillo y coloquial, casi tan bizarro como el de Uki Deane, pero en el otro extremo, seguro saben lo que está sucediendo y nuestros políticos y gobernantes ignoran: "estamos solos, en pelotas, y la cosa no da para más".