EDITORIAL | Autor: Andrés Maslyk | 09-07-2020
Liberame para volver a nacer
Otra vez
La Patria cumple años, 204 en rigor, desde la declaración de la Independencia. Justo cuando más prisioneros de una situación nos sentimos tenemos que omitir los festejos de lo que otros años estimábamos como normal. Un discurso, el palco presidencial y las autoridades, la evocación de los representantes reunidos en Tucumán afirmando aquello de lo que se dudaba: si éramos o no independientes de la Corona de España. El festejo viene teniendo sentido si nos referimos a la conmemoración a la firma de la Declaración de independencia de la Argentina, el martes 9 de julio de 1816 en la casa de Francisca Bazán de Laguna, declarada en 1941 Monumento histórico nacional.
¿Somos en 2020 realmente independientes? En rigor de verdad, el 9 de Julio evoca la jornada en que un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en una declaración su intención de poner fin a siglos de dominio colonial español. La declaración de la independencia fue un acto soberano y colectivo. El histórico Congreso de Tucumán reunió a 28 diputados, que sesionaron y debatieron día a día durante muchos meses para proyectar una nueva nación. Allí se trazaron los primeros lineamientos de lo que luego sería la Argentina.
Si le damos un márgen de análisis a esta fecha iniciática de nuestra historia, el 9 de julio de 1816, en uno de los peores momentos de la emancipación americana, con Simón Bolívar derrotado, con fuerzas realistas que apenas podían ser contenidas por las guerrillas de Güemes y con Fernando VII nuevamente en el trono de España, el Congreso convocado en la ciudad de Tucumán proclamó la existencia de una nueva nación, las “Provincias Unidas en Sud América”, libre e independiente de España y de cualquier otra potencia extranjera. Fue un gran compromiso, el rechazo valiente de una realidad adversa, un acto de coraje.
En aquella época faltaban recursos y sobraba coraje. 204 años después podemos hacernos el mismo planteo; con recursos igual de escasos ¿El coraje? Pongamos que todos, mañana a la mañana, amaneciésemos con ganas de mejorar nuestro colectivo que asociamos al nombre Argentina. ¿Estamos a tiempo? Una vuelta más para pensar si este 2020, de pandemia y rechazo social, pueda dejarnos un residuo de humanidad un tanto mejor. Si así fuera, no todo está perdido.
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Acta de la Independencia
La declaración original en español se tradujo al quechua y al aimara, la traducción al aimara se atribuye a Vicente Pazos Kanki (1779-1852).11
El acta de la Independencia fue declarada por el Congreso de las Provincias Unidas en Sudamérica.
En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de julio de 1816: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España, los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, pueblos representados y posteridad. A su término fueron preguntados ¿Si quieren que las provincias de la Unión fuese una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del país, fixando en su virtud la declaración siguiente:
"Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas, y cada una de ellas, así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, baxo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación. Y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración." Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios.